Piénsalo de nuevo…

Pensando 

En medio de este mundo de personas queriendo ser más arrechas que las demás, sean VPI o no (pues ese hábito es más generalizado aún que el de los peligrosos VPI), resulta difícil ser un disidente del pensamiento. 

Pensar distinto o al menos hacer un ejercicio de pensamiento crítico que no te permita aceptar pasivamente imposiciones conceptuales o sociales, resulta complicado, pues la aceptación pasiva suele ser el camino más cómodo. 

Ya el hecho de irse por líneas distintas al pensar es complejo imagínense ustedes lo que es expresar esas líneas con la palabra escrita o verbalmente.  

Teniendo personas cuyo guión mental no les permite aceptar disensiones, pues ello significa dejar de tener la ilusión de superioridad, es arriesgado mostrar desacuerdos o posturas distintas que se acerquen a los medios entre extremos o al extremo ante viejas creencias inútiles y dañinas. 

Apoyo a quienes se buscan ese pleito tratando de moderar las posturas de los que se sienten extremistas socialmente, en política o incluso hasta en la cultura. Ellos pagan día a día costosas facturas que van desde la ruptura relacional, el apartheid, hasta el menosprecio adjetivado con alguna palabra gruesa…eso sin contar con algunas agresiones físicas. 

Al final, de todas maneras resulta un ejercicio agotador procurar la moderación. Mientras que quienes militan en cada extremo se refugian en su credo absoluto y allí reposan, los que van hacia ese centro sospechando y dudando de todo se encuentran en un constante desasosiego pues se acercan continuamente a descubrir lo peor de los otros mundos, la realidad muchas veces aplastante,  desconcertante y realmente real. 

A ellos mi apoyo. 

Me gusta una frase de una campaña que he visto por allí: Think Again. 

Cuando estés convencido de una realidad como total…Piénsalo de nuevo

Juegos panamericanos 2007: comentaristas inmerecidos

LogoRio2007

Viendo los Juegos Panamericanos a través del canal Meridiano Televisión me encontré con dos comentaristas/narradores que realmente no se merecen quienes como yo se emocionan con este tipo de competencias. 

Los narradores/comentaristas: Robert Rodríguez y Mikhail Rodríguez ¡no estaban seguros de nada de lo que estaban transmitiendo! 

Comentarios como: “este saltador creo que hizo como 8,20 metros…8,18 metros…no estoy seguro”, “esta corredora de 100 metros no estoy seguro de si es la estadounidense…”, “bueno y ahí tenemos a la coqueta, con sus guantines…creo que es de Bahamas…” 

Y así uno tras otro tras otro comentario mostrando siempre inseguridad sobre lo que estaban narrando, dudas, ambigüedades. Dejan huérfana la transmisión de explicaciones certeras e información útil sobre los juegos y sus protagonistas.  

En cambio se siguen auto denominando “especialistas del deporte”. Tomen esto como una crítica constructiva para la soberbia que con frecuencia ataca a los “especialistas” en ciertas disciplinas detrás de los micrófonos.  

Si su especialidad, su vida, su trabajo, es la narración deportiva entonces por favor estudien, prepárense, manténganse actualizados, en línea con la red, sintonizados con las emisiones deportivas de otros países, con publicaciones, etcétera. Procuren convertir cada transmisión de cualquier evento que  les toque en una cátedra de deporte, salud y conocimiento. 

Si no lo hacen entonces no los merecemos. 

Algunos enlaces para seguir los juegos: 

http://www.rio2007.org.br/ 

http://search.espn.go.com/keyword/search?searchString=panamericanos+2007&page=espn&filter=deportes&source=b_searchpg&language=es-mx 

http://deportes.aol.com/masdeportes/juegos-panamericanos 

http://es.wordpress.com/tag/juegos-panamericanos-2007/ 

http://www.guia.com.ve/actualidad/panamericanos

Pedir permiso

Gente

Para el VPI pedir permiso es señal auditiva de humillación, es por ello que antes de mostrar cualquier signo de debilidad que contradiga su superioridad sobre los demás seres prefiere tropezar, empujar, poner mala cara e incluso buscar pelea para que lo dejen pasar. 

Por supuesto me refiero esta vez a los peatones y a la gente con quienes convivimos en la calle. Recuerdo una vez, al lado del teatro municipal, estábamos un grupo echando cuentos sobre el concierto que acabábamos de ver y vino un señor mascullando “estos atravesaos”, me empujó y ante mi reclamo siguió caminando soltando groserías. 

Así pasa en casi todos los espacios donde hay bastante gente de pie, caminando o haciendo colas. A la gente en general, pero particularmente a esos venezolanos VPI, cuya conducta es síntoma de van a cometer infracciones cada vez que puedan, se les hace sumamente difícil abrir la boca y pedir permiso a alguien que esté atravesado en su camino (también existen los VPI que se atraviesan por gusto y les molesta que los hagan moverse pero ese es otro cuento) 

Si piden permiso entonces es, o bien con un tono autoritario ya rayando en lo regañón o sino con algún sonsonete que disfrace el hecho humillante de tener que pedir “un permisssito por favor”. Es una palabra casi tan difícil de pronunciar en voz alta como los “buenos días” en un ascensor, sea que haya una o diez personas. 

Hasta en esas pequeñas transacciones sociales de saludar o pedir espacios se refleja la patología social que nos acompaña día a día haciendo tan asfixiante muchas veces convivir en nuestras ciudades.

Plan de acción: Desactivando las bombas personales

Efectodominó

¿Cómo lograr desactivar estas bombas personales que tiene cada uno de estos VPI con quienes convivimos?, ¿Cómo hacer entender a cada quien que es en sus manos en donde está la solución para ser mejores ciudadanos y vivir mejor? ¿Cómo convencernos de que estamos enfermos y requerimos curarnos? 

La respuesta que pienso es: educación, formación, modelación y constancia. 

Yo diría, compartir estas ideas con quienes de una u otra forma están educando, formando o modelando gente, bien sea a niños, estudiantes, líderes, técnicos, personas mayores, científicos, artistas…sembrar a través de educadores, instructores, guías, terapeutas, talleristas, la semilla de que “Aprendiendo a cumplir y respetar las pequeñas normas de convivencia se aprende a cumplir las grandes normas y a vivir mejor y a ser mejor” 

Plantearía para ello unas cinco líneas de desarrollo de ideas simples sobre lo que es cumplir las pequeñas normas y revertir el efecto nocivo de las tres premisas del VPI para ir desactivando progresivamente las bombas personales: 

– ¿Cómo querernos? Cuidarnos, tomar las mejores decisiones en salud y modo de vida, no manejar bebiendo, no correr, etc.

– ¿Cómo respetarnos? Entender que hay otras personas compartiendo nuestros espacios y vivir en función del conjunto y no en función de la individualidad

– ¿Cómo armonizarnos?  Cumpliendo las pequeñas normas de la convivencia, la circulación, modales, leyes, ordenanzas…para alejarse de la repetitiva incidencia en delitos de todo tipo hacia las grandes normas.

– ¿Cómo tolerarnos? Aceptar las opiniones adversas sin querer agredir o destruir, aprender a dialogar, a debatir y a lograr acuerdos. No sentirnos enemigos unos de los otros.

 – ¿Cómo mejorarnos? Entendiendo la necesidad de ser mejores, de aplicarnos a nuestras tareas diarias, de estudiar, de leer, de atender, de razonar y entender, de aportar a una mejor sociedad desde nuestra mejor actuación individual como ejemplo. 

Estas líneas a través de pequeños tips, ejemplos y anécdotas se deberían colar en el pensum de estudio de cualquier modalidad, no tiene que ser sólo  de ética, también en una clase de física cuántica puede decir el instructor de repente “hoy vamos a hacer una pausa con las moléculas y vamos a discutir ¿Por qué es malo botar basura en la calle, quienes lo hacen y cómo hacer para evitarlo?” 

Repetir eso en cualquier tipo de cátedra con constancia y convicción debe lograr resultados primero en grupos, luego en comunidades y finalmente en poblaciones. Una ciudadanía respetuosa y con mayores niveles de paz. 

¿Quieres ayudar a difundir esta idea?… ¿Qué tal si comienzas de una vez?

Las groserías:

malaspalabras

No soy un purista del lenguaje hablado aunque me gusta utilizar esa herramienta lo mejor y más decentemente posible, sin embargo, debido a la educación y crianza con la que crecí me quedó grabado el hecho de que el uso de las palabras gruesas o groserías tiene su momento, su lugar y su circunstancia. 

Hace algún tiempo en este post escribí sobre la presencia de “los gritones”, esa gente que se queja en voz alta en las colas y otros lugares de espera en búsqueda de quien les haga comparsa u oposición para distraerse de sus propios pensamientos. Eso también ocurre en otros lugares tales como restaurantes en donde aunque la educación indica que las conversaciones deben tener un volumen moderado, estos VPI agresivos hablan, gritan y se ríen durísimo en una clara señal de “me importan un bledo los demás” símbolo por excelencia del VPI. 

A ello hay que agregar el uso de la grosería como una herramienta más de agresión y de imposición de ser el más arrecho. 

Ejemplo: Esta mañana me monté en el ascensor y entró una muchacha muy bonita y luego una señora. Casi cerrándose las puertas llegó corriendo un muchacho, aguantó las puertas y le gritó al compañero “¡apúrate!”. Luego de que entró le dijo “tu si eres agu……nado”, un groserión pues. Y sentí vergüenza ajena por la presencia de dos damas.  

Para mi eso es una agresión (ojo, cuando se hace delante de personas desconocidas o de poca confianza) un modo de querer mostrarse como el arrecho al que no le importan los demás y que manda para el carrizo cualquier norma del habla. Esta conducta la he observado por igual en personas humildes y en personas encopetadas, en ambientes desde el ascensor o la panadería hasta restaurantes o salones de lujo. No distingue clases, como ocurre con toda la patología del VPI.  

Una persona que utiliza su repertorio de groserías sin discriminar lugar o momento y que de paso en la mayoría de los casos lo hace en voz alta y clara es en la mayoría de los casos un VPI de los más puros y por lo tanto de cuidado.

VPI con armas…

Armados

En este país donde los VPI (Venezolanos Propensos a Infringir la ley) tienen una necesidad patológica de demostrar lo arrechos que son, lo bravos que son para demostrar su menosprecio por las normas y por los demás, resulta inquietante notar lo que ocurre cuando estos personajes reciben armas o un poco de autoridad. Ejemplos abundan. Hoy traigo uno: 

Un amigo mío y su esposa iban en su carro en el estacionamiento del Unicentro El Marqués el domingo día del padre. El centro comercial estaba super congestionado, y mis amigos un poco ofuscados por no haber conseguido lo que buscaban en las tiendas y porque además ya llevaban 25 minutos de cola en su carro para salir.  

Al estar al pie de la rampa de la caseta de pago, es decir, unos 4 carros más abajo, salió un vigilante y les dijo que se desviaran hacia la otra rampa, que queda distante. Entonces mis amigos comenzaron a preguntarle que por que y la respuesta del vigilante era “váyanse por allá”. Mi amigo se bajó a pedirle la explicación por la cual tras media hora de cola debían desviarse para hacer más cola faltándole sólo 4 carros por pagar. La respuesta del vigilante siguió siendo “váyanse por allá” y colocó una barrera metálica de No Pase. Mi amigo comenzó a molestarse y le levantó la voz pidiendo “¿Pero explíqueme!!!?” y el vigilante le respondía “le estoy explicando: váyanse por allá”. Luego de un par de minutos de no obtener otra respuesta del vigilante optaron por hacer la otra cola ya larga también. Pero ahí no paró la cosa. 

Más adelante los rodearon unos cuatro vigilantes a quienes se les sumó el primer vigilante y comenzaron a decir “este carro no sale”, “para que aprendan a respetar”. Mientras que por la radio se escuchaba una voz diciendo que un vigilante había sido “agredido”. Los cinco vigilantes (incluyendo una mujer) tenían preparadas sus esposas y mostraban la escopeta de cañones recortados a modo de amedrentamiento.  

Mis amigos le dijeron al primer vigilante “Señor a usted nosotros no lo agredimos” y el señor decía que sí, que sí lo habían agredido. Y comenzó a decir “señores el estacionamiento está full…” a lo que le respondieron “¿y por que no nos lo dijo antes cuando le pedimos explicación?” 

Una vez en la caseta comprobaron que la otra caseta (desde donde los desviaron) no estaba cerrada, nunca dejó de funcionar, es decir, los desviaron por gusto. Los vigilantes siguieron rodeando el carro y le exigieron a la cajera que no les recibiera el ticket y no los dejara salir. Llegó el encargado del estacionamiento y les pidió el ticket, pero ellos se negaron a entregárselo alegando que sólo se lo iban a dar a la cajera para que les cobrara y los dejara salir y que el que lo estuvieran reteniendo allí era ilegal. 

Lo cierto es que sólo luego de amenazarles ya más tranquilamente con llamar a la policía es que el encargado del estacionamiento los dejó ir. Pues los vigilantes estaban dispuestos a dejarlos allí parados y a seguir insultándolos a ver si producían una verdadera agresión para justificar los golpes y la detención. 

Imagínense, si hay que cuidarse de los VPI comunes cuanto no habrá que cuidarse de los que están armados y con alguna autoridad real o imaginaria. 

Hay muchas bombas personales que desactivar por allí.

Mejor lo dijo Kareta:

Mafalda leyendo

Esta semana quiero recomendar un artículo publicado por Kareta en su blog ¡Explikme! y del cual tomo textualmente las siguientes palabras:

«¿Qué podemos hacer para cambiar ésto?, además de exigir un TSJ que administre justicia autónomo e imparcial, podemos erradicar pequeñas cosas desde nuestras casas que es nuestro contexto directo y donde se da nuestro hacer diario. Por ejemplo: comerse un semáforo, el creernos más vivos que los demás, el hacer trampa en un exámen, el quitarle prestado a la caja chica (así lo repongamos antes que se den cuenta), el tirar a la calle la basura mientras nuestros hijos nos ven, el robarnos el adorno del arbolito del edificio porque nos gustó (así nadie se de cuenta), al estar en la calle y en vez de usar el paso peatonal cruzamos en plena avenida y cuando la luz está en verde para los carros o cuando no damos paso cuando somos nosotros los que manejamos… lamentablemente comprobamos que todo venezolano lleva un corrupto y un patán por dentro y esa es la imagen que le damos y que imitan nuestros hijos y la que tenemos que cambiar siendo el modelo para ellos.

Entonces con qué moral le reclamamos a un gobierno si nosotros ni siquiera hacemos lo mínimo que debe poner en práctica un ciudadano, (porque ser ciudadano no es solo ir a votar). Estoy empezando a creer que el gobierno es el reflejo de la falta de ciudadanía que proyectamos todos nosotros con nuestra actitud, y así, puedo definirnos simplemente como una población, un poco de gente dentro de unos límites… ya que no hemos querido ganarnos el ser considerados “ciudadanos”

100 % de acuerdo!

Respetar las normas…cambio interno hacia el cambio externo

Convivir

La cosa es sencilla en concepto. Viendo el comportamiento estúpido de los VPI día a día en nuestros espacios públicos y muchos privados encontramos que las premisas principales: querer demostrar constantemente que se es más arrecho que nadie, olvidarse de que los demás existen…a menos que sea conveniente recordarlos y preferir generalmente la opción más fácil, la más inmediata o la que menos esfuerzo represente se resumen en un síntoma fundamental: Irrespeto a las normas (sean estas reglas básicas de buen comportamiento o Leyes de la república). 

Detrás de ese irrespeto a las normas se esconde la patología del VPI: al cruzar fuera del rayado el peatón incumple una norma de tránsito y al mismo tiempo impone (estúpidamente) su apuro por sobre el de los demás poniendo en riesgo su vida y la de otros. Pero no importa. Para él o para ella el cumplir las normas, incluso hasta las más básicas, es cosa de pendejos, de tontos y no de arrechos. 

Es por ello que la educación del ciudadano para que Respete las Normas y las Cumpla desde su propia motivación, su propia convicción, su hábito, y no debido a que tiene “un policía” o “un fiscal” encima para que la cumpla, reviste gran importancia en la transformación de individuos y por ende de masas, pues cada cambio interno que haga que un VPI respete un semáforo como cosa natural o no bote la basura sino en el sitio adecuado puede hacer que su concepción del mundo se modifique de “ser el más arrecho, yo individuo” a “somos cada vez mejores, nosotros grupo, comunidad, masa, pueblo”. Conscientes de que las normas están allí para ayudarnos a vivir mejor unos con otros en el mismo espacio ciudad y espacio país.

Caminando

Peatones

La forma en que camina el venezolano refleja muy bien ciertas características de su personalidad como pueblo, como masa y también como individualidades. Seguramente esta es una atribución de cualquier pueblo pues el caminar es la cosa más natural y cotidiana del mundo. 

En Venezuela la forma de caminar aunque es libre y desenvuelta también peca de abusiva, atravesada y no planificada. Los VPI’s se detienen ante un quiosco o ante una vidriera sin importarle si se le atraviesa al de atrás o interrumpe el paso. Si vienen saliendo de una tienda lo hacen sin ver y más de una vez te obligan entonces a frenar de golpe o a desviarte con el riesgo de que alguien más te lleve por el medio. 

No se mira al otro, se olvida, hasta que viene el tropezón y el reclamo consiguiente muchas veces cargado de una incongruencia que es síntoma inequívoco de nuestra enfermedad como sociedad. 

El  otro día, saliendo de una escalera mecánica hacia
la UCV torcí en una esquina a mano derecha, es decir, pegado de la pared pues iba conservando mi derecha (como corresponde por regla general de circulación tanto para carros como para peatones en nuestro país) y me encontré de frente con una muchacha que venía hacia la estación por su izquierda. Casi tropezamos. Estuvimos unos dos segundos así y luego ella se desvió de mala gana y me soltó “Pero qué caballeroso”. ¿Qué tal?
 

Es decir, por querer seguir una norma básica de circulación peatonal que debería servirnos para no andar caminando por allí matándonos como animales resulta que salí regañado y tachado de no ser un caballero. ¿Qué les parece? 

¿No resulta acaso una incongruencia reclamar gestos sin cumplir ni siquiera las más mínimas normas de convivencia? 

Es la definición del VPI.

RCTV, TVES y DUDAMEL

Gustavo Dudamel

En este país donde casi todo el mundo quiere demostrar que es más arrecho que los demás se consumó finalmente el cese de las transmisiones de RCTV por vía Canal 2 al aire. 

Ya una vez comenté sobre este caso en tres posts distintos bien discutidos con amigos visitantes de esta bitácora. Dejando abierta pues la preocupación porque el gobierno no se envalentone para amedrentar medios ni opiniones adversas de ahora en adelante y también el deseo de que los medios asuman una postura seria y responsable ante su poder comunicacional y además de denunciar y criticar las fallas en su justa dimensión también den cabida y ventilen los logros del gobierno en una forma más o menos equilibrada y al menos no aterrorizante. 

Lo que me preocupa es que la gente fácilmente se deja llevar por el seductor atajo del extremismo pues por medio del mismo puede dar rienda suelta a su extrema necesidad de gritar y vociferar lo arrecha que es y lo equivocados e inferiores que son los demás por no pensar igual. Entonces si no sales a defender a RCTV eres un resentido marginal chavista y si sales a defender a RCTV eres un sifrino disociado golpista. Fácil. Cero debate, cero posturas intermedias, intercambio de ideas. Yo soy el más arrecho y punto.  

En medio de esta polémica surge un elemento peligroso que ataca a una de nuestras figuras más destacadas en el ámbito cultural: Gustavo Dudamel. Todo porque es él quien dirige la orquesta que interpreta el himno nacional con el cual inició sus transmisiones TVes, el canal que viene a utilizar el espacio que antes tenía RCTV. 

La presencia de Dudamel en ese momento quiere ser tomada por los extremistas como un insulto a su postura Pro RCTV y ya quieren condenarlo y quemar sus batutas en una libertad extraña en donde una persona, un músico además brillante no puede actuar donde quiera sino donde YO el Arrecho quiera que lo haga y si no lo hace entonces lo condeno. 

La libertad es un concepto integral y así debe entenderse y asimilarse antes de ir a defenderlo a pecho descubierto. 

Dudamel es un orgullo venezolano, un joven maravilloso cuyo talento se reconoce aquí y en todo el mundo. No es positivo ni lógico querer manchar su nombre por extremismos cuyas realidades no necesariamente coinciden con la verdad.