El VPI intelectual

 
Este dibujo del insigne caricaturista venezolano Pedro León Zapata, recientemente publicado por el diario El Nacional, me sirve para ilustrar la acción y el pensamiento de una de las variantes más interesantes de los VPI: el VPI intelectual.
 
Pedro León pertenece a esa intelectualidad artístico literaria del país en donde, lamentablemente, abundan muchos VPI de gran calibre. Muchos de ellos debido justamente a esa doble condición de ser considerados pues superiores en sus estudios y reflexiones críticas sobre la realidad a lo cual se suma su gregarismo. 
 
La tendencia a reunirse «en patota» es una característica que también define a un alto porcentaje de VPI’s: ellos se agrupan entre iguales, aún cuando su condición de considerarse «el más arrecho» es individual en el VPI, el reforzamiento de esa convicción se logra al agregarse a uno o varios conjuntos humanos, preferiblemente compuestos por VPI, en donde sus acciones y sus ideas son consideradas aceptables o hasta resaltantes, lo cual incluye, por supuesto, las infracciones, la doble moral, las conductas patológicas o estúpidas, el comportamiento antisocial y todo ese largo etcétera de contra ejemplos que son comunes en el VPI.
 
Hoy por ejemplo vi a un motorizado tocándole corneta a otro que estaba más adelante para que le permitiera pasar para hacer un giro en «U» delante de la estación del Metro de Los Dos Caminos en donde, obviamente, eso está prohibido. El motociclista que estaba delante se volteó muy tranquilamente, el de atrás le hizo un gesto cómplice con la mano, y el de adelante le cedió entonces el paso con la mayor armonía del mundo (si hubiera sido un carro o un peatón el motorizado de adelante seguramente los hubiera mandado a freír monos).
 
¿Por qué existe este trato cortés entre motorizados? pues porque pertenecen a una misma agrupación. Se saben miembros de la misma cofradía motorizada la cual considera a todos sus miembros como trabajadores víctimas súper heroes del asfalto, mientras que por el resto de la sociedad son más bien percibidos como los poseedores del récord absoluto de infracciones de tránsito, de agresiones y de abusos en general, por no mencionar la mala fama que además le han otorgado muchos ladrones los cuales utilizan motocicletas para realizar sus atracos y huir a toda mecha. No son todos, pero todos sabemos que son muchos.
 
Lo que diferencia a la patota de los intelectuales del gremio de los motorizados es que los intelectuales no suelen desplazarse en dos ruedas, pero el resto de las características de manada le encaja muy bien.
 
Los intelectuales saben ensalzarse muy bien unos a otros, volverse famosos, apoyarse, revestirse de importancia, de brillo, empleando rebuscadas palabras, refinados adjetivos, agudas observaciones, periodistas asiduos… pero ellos también se piden permiso y se aceptan entre sí el dar giros en «U» en lugares indebidos. Al fin y al cabo pertenecen a la misma sociedad en donde predomina la cultura VPI. Ellos no son la excepción.
 
El detalle consiste en que, cuando es famoso, el VPI intelectual logra un impacto mucho más profundo de sus palabras, de su pensamiento. La plataforma poderosa que representa su manada de prestigiosos le confiere una exposición mucho mayor en la sociedad, lo cual termina por atornillar muy bien en mucha gente la idea de que su mensaje es «más válido» o «más certero» que el de cualquier otro. Le otorga autoridad pues y nada es más seductor para el VPI que el ser, justamente, «autoridad», es decir «el más arrecho», para ciertos temas.
 
La  caricatura de Pedro León que encabeza este artículo se refiere al discurso pronunciado el lunes 4 de julio por el presidente de Venezuela en el llamado «Balcón del Pueblo» luego de una larga ausencia de sus funciones por razones de salud, al cual le siguieron ese día y el siguiente, diversas actividades de calle, actos culturales, exposiciones, bailes, obras de teatro, un desfile militar, etcétera, lo cual culminó con un concierto al aire libre de la Orquesta Sinfónica de Venezuela dirigida por el reconocidísimo Gustavo Dudamel interpretando la Cantata Criolla de Antonio Estevez con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela. Alguno o todos esos eventos que siguieron al «Balcón del pueblo» es lo que Pedro León denomina la «galería de la chusma» en su dibujo.
 
Pero…¿es Pedro León Zapata un VPI intelectual?
 
No lo sé.
 
¿Que opinas tú?