Lamentablemente la iniciativa del Plan Vía libre propuesto hace unos pocos días fue frenada nuevamente, más por el necio empecinamiento en ganar puntos políticos que en el sentido común y la conciencia colectiva que deberían tener los funcionarios públicos o quienes toman decisiones en esta materia en nuestro país.
Este Plan Vía Libre sobre el que comenté aquí y el Pico y Placa sobre el cual comenté hace un año acá, fueron torpedeados fundamentalmente por razones políticas aunque en el caso del “piloto” voluntario del Vía Libre de este mes de marzo 2009 el empecinamiento de los conductores VPI a no ser regulados por ninguna norma también contribuyó en forma notable a su fracaso.
Nuevamente nos auto saboteamos y las enormes colas siguen allí inamovibles, atentando hora tras hora con nuestra libre circulación por este territorio, sin que se note alguna esperanza de cambio en la conducta estúpida de los factores políticos la cual los pone a pensar en ganar para su tolda, para su gente y no para todo el mundo como debe ser. Es una vieja herencia de la añeja forma de hacer política en nuestro país que no ha cambiado un ápice.
Tampoco pareciera haber esperanzas de cambio en la conducta aberrante de los conductores VPI como por ejemplo el enorme abanico que se forma para tomar la salida para oriente de Caracas formando un enorme congestionamiento en la autopista de kilómetros sólo porque estos estúpidamente apurados VPI se niegan a hacer la cola unos detrás de otros y prefieren adelantar a los “pendejos” (según ellos) y meterse a lo bravo en la punta de la cola justo donde queda la salida. Este fin de semana fue impresionante como cuando pasamos ese abanico porque íbamos hacia el lado contrario (La Cota Mil) detrás de nosotros no se metió NINGUN otro carro, es decir, toda esa masa de vehículos que cubrían todos los canales de la autopista (5 o 6 canales) venían trancando sin justificación esos canales ya que sólo les corresponden dos para salir que es por donde pueden pasar.
Son buenos ejemplos de cómo NOSOTROS MISMOS, seamos políticos, autoridades, conductores o peatones, nos encargamos de auto sabotearnos nuestra convivencia, nuestro día a día a través de conductas y decisiones estúpidas que se basan, irremediablemente, en el egoísmo enfermizo del VPI.