El VPI de vacaciones

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Durante este mes de septiembre pude tener contacto directo con un ejemplar de VPI sobre el cual creo no haber escrito mayor cosa previamente. Se trata del VPI temporadista (en Venezuela llamamos «temporadista» al turista criollo que disfruta sus vacaciones en destinos nacionales)

En el avión:

En primer lugar hay que mencionar a los VPI pasajeros de avión que gustan de quitarse el cinturón de seguridad, apenas el piloto medio pisa el freno de la aeronave, para levantarse, tomar sus maletas y adelantarse lo más posible por el pasillo para salir antes que nadie. Con el apuro estúpido que caracteriza a los VPI, este ejemplar se ve asfixiado si tiene que esperar algunos minutos para que primero salgan lo que están sentados en las primeras filas lo cual, en la lógica del VPI, no tiene ninguna lógica.

En la cola para pagar entrada:

En la cola para entrar a Parque El Agua, un VPI que iba con un grupo familiar grande, entendió, en su absurdo razonamiento, que sus hijos, ya unos grandulones quinceañeros, pagaban media entrada como si fueran infantes. Cuando en los torniquetes le indicaron que debía cancelar la diferencia, este pernicioso VPI montó en cólera, insultó a las empleadas del parque llamándolas «jalabolas» y luego se fue como una tromba a colearse (obviamente a lo arrecho), en la cola para el pago de entradas la cual estaba bastante larga.

Mientras se coleaba, el individuo en cuestión vociferaba diciendo «este país es una mi…da», sin importar la presencia de un montón de niños, y además se jactaba de haber insultado a las empleadas previamente.

Toda una joya.

En el hotel:

En el hotel, los VPI que disfrutaban de la piscina y la playa, diariamente dejaban llenos de vasos, pitillos y colillas de cigarrillos, todo el piso o la arena. Ello a pesar de contar con innumerables papeleras bien ubicadas por todas partes.

Estos VPI se sentían dueños del mundo así que se tiraban de clavado en la piscina, aunque un cartel y las reglas de uso de la piscina señalaban claramente que eso estaba prohibido. Cuando el salvavidas les llamaba la atención, la mayoría de los VPI ponía mala cara y miraba hacia otro lado. Otros, los peores, insultaban y hasta manoteaban al salvavidas por atreverse a regañarlos en plenas vacaciones.

La anécdota más simpática ocurrió cuando en uno de los shows participativos nocturnos que se hacían en el hotel, unas personas de los mismos temporadistas debían cantar fragmentos de cualquier canción y hacerlo rápido, es decir, cantar lo primero que se les ocurriera. En una de esas una de las muchachas participantes cantó «patria, patria, patria querida», tema emblemático del chavismo, y la mayoría de los presentes la abucheó y empezó a pedirle que se fuera. Mayoría anti gobierno pues. Varios de ellos fumando abiertamente en un espacio declarado 100% libre de humo.

Cuando terminó el show y todos se fueron, el piso quedó cubierto con una alfombra de vasos, pitillos, servilletas y colillas de cigarrillos, cortesía de los valientes abucheadores antichavistas (y seguramente uno que otro temporadista VPI chavista que probablemente habría por allí). ¿Congruencia?

En fin.

Cuando los VPI toman vacaciones dentro del propio país, parece que sus conductas más absurdas, lejos de relajarse, más bien se exacerban, tornándose más agresivos, descuidados y desconsiderados. Todo esto para luego decir, como el tipo de la cola de Parque el Agua, que el país es una porquería y que en Venezuela no se puede hacer turismo.

A este tipo, que justamente se me coleó fue a mi, cuando habló peste del país, le dije que la causa de que el país estuviera así era precisamente su propia gente, pero, obviamente, no entendió mi mensaje. El VPI sólo se escucha a si mismo.