En estos días viendo un montón de motorizados rodando a toda velocidad por calles y autopistas sin el casco, y lo que es peor, llevando pasajeros también sin casco, estuve pensando en ese aspecto de la conducta estúpida del VPI que resulta ser el más asombroso: el menosprecio por la propia salud, por la propia vida sólo para demostrar que se es más arrecho que los demás.
Por supuesto sólo en la mente de esos irresponsables resulta cierto eso de que están mostrando que son “unos arrechos”. Para el resto del mundo lo que demuestran es una estupidez desmedida y un peligro en la calle. Eso se acaba el día que muy lamentablemente terminan lisiados o hasta muertos por un accidente feo. Allí se les acaba la fábula del más bravo. Y eso se agrava por unas autoridades que no controlan, no penalizan y peor aún no retiran a los motorizados de las autopistas siendo estas las mayores fuentes de accidentes graves con motorizados debido al alto volumen y altas velocidades de los carros, camiones y gandolas que transitan por allí. Todo el mundo se pregunta ¿Cuándo es que van a darse cuenta de lo peligroso que es eso?
Me recordó la posición de muchas empresas de transporte pesado en las que si se les exige que los conductores usen cinturón de seguridad, casco, guantes, tengan los camiones vidrios, cauchos y frenos en buen estado y además lleven un ayudante que los releve en las peligrosas carreteras por las que transitan…pues resulta que la respuesta es “si usted quiere todo eso tiene que pagar más”, es decir, el asegurar a su propia gente representa un costo que hay que cargarle al cliente, si el cliente quiere pagar menos pues no importa, que los tipos viajen en cualquier condición, mientras más insegura mejor, porque es más barata la cosa. Contradicciones pues de este mundo civilizado en el cual vivimos.
Y si usted paga porque los conductores tengan todo eso ocurre que entonces ellos muestran su rasgo de VPI usando esas cosas sólo cuando hay autoridades cerca “por si acaso”, de resto se olvidan de ellas porque “son incómodas” y son para “débiles” (“mamitas” como se dice en el argot machista de los VPI) sin pensar que esa incomodidad o esa arrogancia de machos se acaba cuando son aplastados en cualquier carretera como una fruta sin importancia porque le fallen los frenos o porque no tengan un cinturón de seguridad que los amarre.