Los taxistas millonarios

Conozco excelentes taxistas, trabajadores, con buen ánimo, responsables y respetuosos. Hay algunos que contrato usualmente cuyo optimismo y grata conversación más bien me suben el ánimo y me regalan valiosas lecciones gratis de vida.

Pero en este artículo me voy a referir a aquellos taxistas que andan más bien con un perfil de VPI por las calles procurando lo más fácil y rentable para ellos sin importar las penurias que estén pasando sus potenciales clientes. Me refiero a los “taxistas millonarios”. Me explico

Es probable que Venezuela sea uno de los pocos lugares (sino el único) del mundo donde usted tiene que rogarle a los taxis para pagarles el traslado hasta ciertas zonas de la ciudad (no necesariamente las más peligrosas) a ciertas horas cuando se espera que haya mucho congestionamiento en las vías. Repito: para PAGARLES ese traslado. Estos taxistas definitivamente no necesitados de dinero  quienes “taxean” sólo por diversión, prefieren no tratar de cobrar un poco más cara la carrera sino simplemente NO COBRAR NADA. ¡Pues claro!, es que no lo necesitan, son millonarios.

Es probable que en su orgullo VPI prefieran que los llamen “millonarios” a que los llamen “ladrones” por intentar cobrar 80 Bs desde Boleíta hasta Macaracuay a las 5:30 pm un día de cobro y lloviendo. Eso tendría lógica, prefieren el insulto menor. Pero es que estos ni siquiera intentan hacer un buen negocio del embotellamiento sino que simplemente te miran con cara de asco cuando le pides pasar por el nudo de la Valle Coche, de Prados del Este o de La Araña y siguen de largo acelerando diciéndote entres dientes “no, tu lo que estás es loco”.

Claro que los hay realmente ladrones. Son esos que cuando el subterráneo citadino tiene alguna falla incrementan sus tarifas automática y unilateralmente entre un 40% y un 60% y aumentan el doble su agresividad socarrona para insultar a cualquiera que les medio reclame el abuso en el cobro. A estos taxistas VPI les importa menos todavía prestar el servicio solidariamente aunque cobren un poquito más lo cual la mayoría de la gente podría entender, sino que, como es cultural en nuestro país, optan por la voracidad exprimidora de la situación. En criollo se dice que “se le abren las agallas”

Lo más curioso, y me ha pasado la mayoría de las veces, es que en el primer caso, el de los “taxistas millonarios”, cuando finalmente un taxista acepta llevarme hasta mi lugar de destino (que no es una zona peligrosa) luego de haber sido rechazado por 5 o 6 conductores anteriores alegando “mucha cola”, “eso está trancado”, “la lluvia”, “yo no voy por ese lado”, resulta que no encontramos la famosa cola por ninguna parte en el camino, salvo el congestionamiento normal. El tiempo de traslado es menor a los 40 minutos y termino pagando menos de lo que estaba dispuesto a pagarle a los demás.

Claro, ellos, los otros, no necesitan ese dinero. Son millonarios

Chef Woo y la criollización mal entendida

Los amigos chinos que atienden en el excesivamente ruidoso Rest. Chef Woo, ubicado en Los Palos Grandes, han entendido mal el proceso de “criollización”, necesario para lidiar con la variopinta forma de pedir, beber y comer en restaurantes que tiene el venezolano, y de ser “chistosos” han pasado a ser francamente displicentes y maleducados.

A quien les parece que no va a consumir mucho le ponen mala cara, lo atienden perezosamente o le repiten los pedidos en forma de burla.

La semana pasada entré a comer allí con una amiga. Ella seleccionó una mesa de cuatro puestos para sentarnos pero uno de los meseros se nos acercó rápidamente y nos preguntó cuántos éramos. Al decirle que éramos dos nos dijo que no podíamos sentarnos en esa mesa, que había otra de dos. Mi amiga le dijo que quería esa porque teníamos bolsos pesados, pero el muchacho se negó. Dijo que no y punto. Buen VPI asiático venezolanizado.

Teníamos tres opciones: sentarnos en la mesa que nos señaló de mala gana el mesero, pelear o irnos.

Por la tranquilidad de nuestras almas occidentales preferimos irnos al restaurant que está un poco más abajo (el Lai Cen), es un poco menos ruidoso, también es chino y es más respetuoso de la decisión de los clientes con la misma calidad de comida y bebidas.

Por supuesto la otra opción de la que hago uso es prevenir por este medio a cualquiera que desee comer chino que mejor no lo haga en el Chef Woo de Los Palos Grandes. Elijan cualquier otro restaurant y así quedamos a mano con el mesero para que su mesa de cuatro puestos siga vacía tal como él lo desea por irrespetuoso.

Foto de Shlomoe