Hace poco fui a presentar un documento a una comisión de contrataciones de PDVSA. Me habían citado para las 7:20 am pero, como uno de sus miembros no llegaba, me recibieron fue a las 9 am, sin ninguna explicación de por medio. Eso es muy frecuente, lamentablemente, y por supuesto que no importan los gastos de traslado y hotel que implica movilizarse desde Caracas para estar en cualquier ciudad del interior a las 7 am ni tampoco el hambre mayúscula que tuve que pasar por no tener ni chance de desayunar para poder estar frente al puerta de dicha comisión a la hora pautada.
Y es que si ellos se atrasan no pasa mayor cosa pero si uno llega tarde entonces quedas fuera de la contratación, se desprestigia tu empresa, se tiene que reiniciar el proceso, etcétera. Pero lo fundamental es que entonces quien sale perdiendo es uno y no “la comisión”.
Sucede igual con las aerolíneas, como todos sabemos, si no llegas la una, dos o tres horas antes para hacer el chequeo pues toman tu reservación y se limpian el mostrador para pasárselo a otro pasajero… pero si el avión se atrasa una, dos o tres horas pues a usted no le queda de otra que aguantarse. A lo sumo te dan un ticket luego de tener que formar un largo zaperoco para eso. Te lo entregan con cara de que eres un muerto de hambre y su valor suele ser la centésima parte de todo lo que pierdes por no salir en tu vuelo a tiempo. Pero no importa: la gente no va a dejar de usar la aerolínea por eso, no hay alternativa.
Un país de gente impuntual es un país impuntual. Los VPI, obviamente, son practicantes furibundos de la impuntualidad, su tiempo es el que importa y los demás pues que se esperen. Así en todo nivel en toda estructura en nuestra sociedad.
Los bancos te hacen esperar el tiempo que les dé la gana, las oficinas de atención al público o al proveedor en general, sean públicas o privadas, se complacen de verte formando filas de madrugados para lograr hacer la diligencia tres horas después de lo que te tocaba. El tipo que va a arreglarte la nevera en tu casa para ganarse en directo los reales que le vas a pagar pues dice que llega a las 8 am y termina apareciendo a golpe de 2 pm sin apuro y sin protesto.
La impuntualidad se transmite también como un virus hacia las decisiones, hacia las acciones, hacia los trabajos de mantenimiento, hacia al quehacer total de un país.
Gente impuntual, país impuntual, sin ninguna duda y, una vez más, la solución está en nuestras manos…
… y en nuestros relojes.