Sacerdotes VPI

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Tengo algún tiempo escuchando a la iglesia católica quejándose porque pierde feligreses todos los días, lo cual, me imagino, ocurre por una suma de factores entre los cuales debe estar la dificultad de vender dogmas y actos de fe en este mundo de hoy tan investigable por vía de la Internet con sus Googles y sus YouTubes, por nombrar sólo dos. Hoy en día lo dogmático ha pasado de moda y a menos que se mercadee de una manera novedosa y grata lo que saldrá de los templos cristianos serán legiones.

Pensando más localmente existen ciertos personajes que aportan un importante granito de arena para que se produzca esa “estampida huidiza” de creyentes: se trata de los Curas VPI.

Lo ilustro con dos ejemplos/anécdotas con nombre y apellido:

– El cura Reynerio Lebroc de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de La California (Caracas) durante los bautizos en la iglesia donde trabaja suele regañar a los niños y a sus padres debido al “ruido” de los llantos infantiles (para él no aplica aquello de “dejad que los niños vengan a mi” sino lo de “dejad que vengan pero cállenlos”). En un bautizo en particular al cual asistí, en lugar de explicar el hermoso significado de ese sacramento, este sacerdote se dedicó a criticar la poca limosna recogida durante la misa y a fustigar a los padres asistentes por tacaños. Él suele utilizar los espacios religiosos para exponer sus ideas políticas las cuales suelen pecar de extremistas.

– El cura Luis González de la Parroquia Chacao el pasado 7 de octubre de 2009 recibió para la misa de las 6 pm una solicitud en persona del director de la Coral Juventudes Culturales de la UCV (Luis Eduardo Galián) para interpretar en su templo varios temas de la “Misa Criolla venezolana”, una hermosa obra del compositor Humberto Sagredo, la cual utiliza ritmos venezolanos para decir con música todos los textos de la misa, sin embargo, este cura se negó de plano argumentando que eso era “poco serio” y que seguramente sería un “relajo” irrespetuoso para con la liturgia el canto de géneros venezolanos con tambor y cuatro.

Lo que este cura ignora es que esa obra ha sido interpretada en Misas para la Virgen de la  Rosa Mística y en el acto de beatificación de la Madre María de San José, todas conducidas nada y nada menos que por el mismísimo Cardenal Jorge Urosa Savino, es decir, el cura Luis González de Chacao se considera con mayor autoridad moral que el máximo representante de la Iglesia en Venezuela para descalificar la obra de Sagredo.

Finalmente permitió a regañadientes interpretar algunos temas de la Misa Criolla y obligó al director de la Coral a interpretar algunas partes de la Misa Breve del compositor Antonio Lotti en latín para que sonara “un poco más serio”. No permitió que la Coral diera un concierto al final de la misa en el cual mostraría a los habitantes de Chacao parte del repertorio a ser llevado en representación de Venezuela al Festival Internacional de Coros a celebrarse en Buga, Colombia entre el 15 y el 18 de octubre de 2009. Para ello el cura mandó a apagar las luces de la iglesia apenas terminada la misa y se negó a volver a hablar con nadie de la Coral.

¿No es justificable que muchos prefieran alejarse de la iglesia aún sin dejar de ser creyentes gracias a estas actitudes de algunos sacerdotes? ¿Los curas se olvidarán de que la gente va a escucharles hablar de la palabra y significados de Dios y no de las suyas propias tan subjetivas y parcializadas como las de cualquier mortal? ¿No es incongruente prohibir la alegría y la belleza de la música en un acto de reafirmación y unión cristiana?

 Kyrie eleison