Caminando rumbo al Centro San Ignacio en Caracas para almorzar hace algunos días llegó un momento en el cual me vi obligado a caminar a contra flujo de los carros por la avenida Blandín entre un poco más allá de El Solar del Vino y media cuadra antes de El Mundo del Pollo.
En esa distancia hay varios locales de comida y por supuesto, al ser hora de almuerzo, los conductores VPI, quienes consideran más importante su hambre y sus carros, se montan sobre una acera prácticamente inexistente cortando casi por completo el paso a cualquier peatón que lleve dirección oeste (es decir rumbo al CSI como yo por ejemplo)
Son los come-aceras. Si. Porque las aceras no se las comen solamente los motorizados, también lo hacen carros de lujos, camionetas y camiones tal como ocurrió en este caso.
Pasando frente a uno de los restaurantes a través de un pedazo de acera por donde todavía podía caminar había un señor haciéndole señas a una camioneta gigante para que se parara perpendicular a la calle, sus indicaciones en voz alta para el conductor eran que “le diera” pese a que yo venía pasando y me podía pegar. Por unos segundos fui “una molestia” para su maniobra de obstaculización total del paso peatonal practicada en pleno municipio de Chacao y a plena luz del día.
Una vez que pasé y pude cruzar fue cuando tomé esta foto en la cual se puede apreciar sin problemas la ocupación casi total de la acera por parte de los carros y la peligrosa caminata frente a frente con los carros que están obligados a realizar los peatones. También se puede ver el nombre de uno de los locales por si acaso queda alguna duda de donde es.
¿Pero la culpa es de quien? Ya lo sabemos, ¿verdad?
Mientras tanto seguiré tomando fotos o videos de estas “joyas” de la patología conductual de los VPI que nos rodean.