VPI ascensoristas

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La fauna VPI que usa los ascensores públicos es muy variada y por supuesto que dejan claramente su estampa diaria en su interacción con las personas normales. A continuación hago una lista de algunos de estos personajes harto conocidos por todos:

El sordo o la sorda: No escucha cuando usted pega el consabido grito de “¡aguántalo!” (por supuesto que lo escuchan pero se hacen los pendejos) y dejan que la puerta se cierre en todas las narices de la persona que viene corriendo. Estos personajes también son ciegos o tienen tortícolis pues ni ven ni voltean a ver si viene alguien al trote para montarse en la cabina.

Los atorados: Son los que sufren de ansiedad por la espera del ascensor en Planta Baja y no se han terminado de abrir las puertas cuando ya están metiéndose a empellones apenas dejando salir a quien esté adentro. Esa conducta la han aprendido muy bien en el Metro.

Los asfixiantes: por lo general vienen en grupo y aunque ya en la cabina estén metidas  varias personas ellos se meten y literalmente “estripan” al resto de las personas contra las paredes hasta tapizar el ascensor. Es curioso que gente muy alta o barrigona es proclive a este tipo de conducta dejando al resto sin aire hasta que se llega al piso deseado.

Los pisa botones: estos se manifiestan en primer lugar en la Planta Baja oprimiendo varias veces y como con saña el botón de llamar el ascensor. Luego, una vez montados en la cabina, son los y las que pisan con desespero el botón de cierre de puertas cada vez que se baja alguien antes de llegar a su piso. Antes hablé de ellos en “La guerra de los botones

Los coleaos: son los que aunque lleguen después de usted a esperar el ascensor aprovechan cualquier descuido para meterse antes aunque sea usted quien llamó originalmente al elevador. Es una variedad de la misma patología “coleona” del VPI en cualquier circunstancia.

Hay una variedad de personajes menores: los que no dan los buenos días o las buenas tardes, los que hablan a todo grito por teléfono o con la persona que les acompaña desde afuera, los que paran el ascensor al montarse para esperar a alguien más que, supuestamente, viene corriendo, los que pisan el botón de llamado aunque sepan que ya tu lo pisaste antes (porque está iluminado), etcétera, pero estos son comunes en cualquier espacio público cotidiano.

La imagen de Islaplanesia

De nuevo los cambios de rol

empatia

Una nueva anécdota sobre los cambios de rol: me monté con una amiga en un ascensor público para bajar hasta la Planta Baja. Unos pisos más abajo se montó una pareja hablando animadamente. Al llegar a PB mi amiga se bajó y yo esperé a que la mujer de la pareja saliera también como norma de educación que me toca por ser hombre.

 

Sucedió entonces que la pareja por ir distraída hablando no se dio cuenta de que habíamos llegado y dudaron unos segundos (no serían más de 2 segundos lo juro) lo cual hizo que el grupo de personas, sobre todo unas señoras ya de cierta edad, que estaban esperando por entrar se comenzaran a precipitar hacia dentro del ascensor.

 

En ese momento traté de salir y tuve que abrirme paso así que les reclamé recibiendo por supuesto la consabida respuesta del mejor estilo VPI de que “es que me estaba tardando” o “pero bueno este como que está amargado”, etcétera, trasladando la responsabilidad de un acto estúpido de ellos hacia mi.

 

Me devolví y les dije que no había razón para que yo tuviera que ser un atorado como ellos, pero me imagino que pocos me escucharon y los que lo hicieron no entendieron o se burlaron. VPI pues, enfermos y con poca esperanza de cura.

 

Otro día esos mismos personajes apurados estúpidamente tratarán de salir de ese ascensor y alguien como ellos los tropezará entrando y a lo mejor hasta le reclamarán…pero no se acordarán (su patología no se los permite) que ellos actúan de la misma forma y que no hay nada que justifique un apuro tonto y agresivo en lugar de esperar un máximo de 5 segunditos a que se vacíe un ascensor.

Imagen tomada de aquí

Pequeñeces del VPI

Existen dos conductas estúpidas pequeñas de los VPI que demuestran cotidianamente su talante anti social y su estupidez.

Una de ellas que he mencionado aquí otras veces es la de llegar a una puerta que dice “Empuje” y entonces halarla para entrar. O llegar a una puerta que dice “Hale” y entonces empujar para entrar. Se trata quizá de la instrucción más sencilla de observar y cumplir. Claro que cuando la puerta gira hacia ambas direcciones el VPI no se da ni cuenta de su “error”. Pero si la puerta se tranca si no se abre en la dirección correcta entonces puede ser divertido observar el montón de VPI que se llevan su golpetazo por que no les da la gana de cumplir instrucciones. Un VPI que quiera demostrar lo arrecho que es no se somete a instrucciones tontas.

La otra es la de los ascensores. Usted observa en su edificio un cartelito aquí y otro allá explicando que “No se deben montar más de tres personas” y sin embargo cuando la puerta se abre en el próximo piso los VPI se meten en el ascensor hasta completar cuatro o cinco personas sin hacer caso del aviso. Cuando el ascensor se daña ellos son los primeros en quejarse de: el conserje, los vecinos, el mantenimiento, la “gente”, Chávez, la oposición, la empresa que hace los ascensores, “es que los ascensores no son como antes”…pero ni por asomo se les ocurre pensar que ellos mismos dañaron esos ascensores y se están obligando entonces a ellos mismos y a todos los demás a ir por las escaleras.

Son cosas pequeñas, tonterías quizá, pero esa misma actitud la asumen estos VPI con cosas más grandes y más importantes incluso cuando tienen en sus manos funciones de gran responsabilidad. De allí que es interesante analizar porque desde las cosas más sencillas el VPI hace las cosas a las patadas.

 

Foto Nany Leon